Historia de Hinako... (otra vez)

Rinako Inverse rinoa.heartilly at correoweb.com
Fri Mar 30 22:56:06 CST 2001


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- Hinako, querida, ¿me escuchas?

Abrí lentamente los ojos, regresando de la obscuridad que me absorbía en cuanto oí que alguien me llamaba, era Fizban. Yo yacía tendida boca a bajo y el anciano, muy cerca de mí, trataba de ayudarme a ponerme en pie. Me apoyé en mis brazos para erguirme cuando sentí un dolor muy agudo en la cabeza y perdí el equilibrio; Fizban me sostuvo fuertemente con su brazo y evitó que me desmayase de nuevo. Me senté, apoyando la espalda en una especie de pared de madera y sentí que estábamos en movimiento, pero mi vista era tan nula que no lograba ni divisar dónde estábamos ni a dónde nos dirigíamos, apenas y podía recordar lo que había pasado, el dolor era tan grande que no me permitía pensar con claridad. 

- Fi... Fizban... –le llamé, alargando la mano para sentir su posición.

- Sí, querida, aquí estoy –me tomó la mano y se acercó- ¿Cómo te sientes?

- No puedo ver nada, la cabeza me va a estallar en cualquier momento y... –me interrumpí, mi voz se cortaba por mi dificultad al respirar y necesitaba aire- casi no puedo moverme...

- Sí, querida, lo sé... Os han lastimado brutalmente... –agregó con dulzura, comprensivo.

- ¡Maldita sea! ¿Qué fue lo que pasó? Lo último que recuerdo fue que salimos del Bosque Obscuro y que gritaste que nos atacaban...

Un momento, ahora lo comprendo, nos han capturado y nos llevan en una jaula de hierro con ruedas, no sé hacia dónde, no puedo pensar en este momento. Me llevo la mano a la nuca y siento algo húmedo que resbala por mi espalda, metiéndose por debajo de mi armadura... es sangre... ¡MALDITOS! ¿Cómo se atrevieron, ya verán, esto es un insulto... 

- Arggghhhh...

- Tranquila, querida, no os mováis demasiado o vuestras heridas os dolerán más... –me dijo el anciano, calmándome al ver que intentaba levantarme en un arrebato de furia- Sé que es difícil pero no podemos hacer nada...

- ¿Hacia dónde nos llevan?

- Parece que a Daagard, en posición de esclavos... –me respondió, bajando la voz como si no quisiese que escuchara lo último.

Pese a su intento de ocultármelo lo oí, somos esclavos de unos desgraciados que nos llevan a Daagard, cuidad al este de Neraka, y yo no pude defenderme siquiera... Delante de nuestra ‘prisión andante’ iban unos seres encapuchados, ocultando tras vendajes su piel, como si de esto dependiese su misión. Un rato después oí unos gritos en otra lengua, provenientes de nuestros captores, y nos detuvimos bruscamente. El viejo se acercó a la reja para ver qué pasaba y yo me quedé sentada en donde estaba, incapaz de moverme. Aún así, con las pocas fuerzas que me quedaban, alargué la mano tocando el hombro del anciano y formulé un encantamiento que uniría mi mente con la de mi compañero para poder ver a través de sus ojos. Había amanecido y ya era como medio día, debí pasar mucho tiempo inconsciente. Unas flechas cortaron el aire, volando hacia un objetivo: una especie de dinosaurio pequeño que corría, huyendo de algún cazador; pero la criatura se dirigía hacia el frente de!
 nosotros, donde se encontraba el que dirigía la pequeña caravana. Las flechas pasaron muy cerca de él y de sus guardias, haciéndoles detenerse para no salir heridos. El animal se desplomó frente a nosotros, en el camino que nos llevaría hacia Daagard y tras él salió un chico de unos doce años que alzaba su arco en el aire, triunfante de haber cazado a su presa. Nuestro captores le dirigieron una mirada furibunda mientras el chico les explicaba que no pretendía lastimarlos ni causar problemas, pero que esa criatura era su presa y no podía dejarla huir. Uno de ellos, al parecer el que estaba al mando, gritó unas palabras e inmediatamente sus guardias agarraron bruscamente al niño y lo arrojaron a la jaula, con nosotros. 

- ¿Cuál es el delito de este niño? –preguntó Fizban a uno de los guardias.

- Obstrucción de vías e intento de ataque –respondió la criatura y corrió hacia su superior. 

En lo que hablaban de eso, el pequeño dinosaurio se levantó y huyó a través de los árboles, por lo que no tuvieron que preocuparse por quitarle de ahí. Nos pusimos de nuevo en marcha y me dejé caer, exhausta por el hechizo mientras Fizban ayudaba al chico y entablaba conversación con él.

- Hola, mi nombre es... –me dirigió una mirada interrogadora, como pidiéndome ayuda... no pude verlo pero lo sentí.

- Fizban –respondí.

- Sí, sí, Fizban... ¿Tú cómo te llamas? 

- Yo soy Hangetsu, vengo de Haven, al oeste de Neraka...

- ¿Hangetsu? Tú eres el Príncipe de Haven, ¿no es así? –le interrumpió el anciano. 

Yo sólo seguía su conversación porque no podía intervenir en ella, estaba cansada y adolorida. 

- Sí, así es... –asintió el chico- Estos draconianos asustan a mi gente y me desagradan mucho, fue por eso que traté de atacarlos hace un momento, pero no todo salió como lo preví...

- ¡¿Draconianos, has dicho?! –le pregunté al tiempo que me levantaba para perder de nuevo el equilibrio. 

- Sí, draconianos. En Haven les tienen miedo, es porque somos un pueblo pequeño y ellos se aprovechan. 

Ya veo, los draconianos son unos seres repugnantes que pertenecen a una raza más baja que los dragones, pero son como de una misma familia, como primos lejanos... Su piel es escamosa, su sangre es verde y poseen alas pequeñas, garras, fuerza descomunal y algunos de ellos, magia. Tienen cuatro patas, pero utilizan sólo dos para caminar. Así que estos malditos han vuelto a atacar, no se sabía de ellos desde que acabó la guerra. ¡Rayos! Mi cabeza... Me llevo la mano a la frente, tratando de aclarar mi vista y calmar el dolor. De repente siento como si algo nos siguiera y vuelvo la cabeza hacia un lado, tratando de poder ver algo entre esta obscuridad que me invade...

- Nos están siguiendo –informé a Fizban.

- No se preocupen –aclaró el niño al ver levantarse al anciano con gesto de preocupación. El chico está muy seguro de lo que dice y se queda sentado donde está- Es Gnosh, mi amigo, la criatura que se supone estaba “cazando”. Puede cambiar su forma original a la que quiera y es quien me estaba ayudando a atacar a estos inmundos seres... 

- Mmmm... muy interesante, dices que es tu amigo, ¿no? –el anciano comenzó a reflexionar- Las criaturas de ese tipo casi nunca muestran su forma original y no se fían de nadie, son impredecibles y peligrosas, además de que no son muy domesticables...

El chico negó con la cabeza y nos explicó que esa criatura fue un regalo que su abuelo le dio cuando nació, criándose ambos lado a lado, inseparables. Y como el animalillo también era muy pequeñito, se sintió en confianza con el niño. Cuando nos cuenta esto siento un aire de melancolía en sus palabras, algo debió haber pasado en Haven para que nos hable de esta manera. Como sea, seguimos avanzando, seguidos de cerca por el animal, se oyen sus pasos, o al menos yo sí los oigo... Mi sentido del oído me ha servido para sobrevivir, cosa que dudo en este anciano y el chico. Luego se oye un silencio sospechoso, sólo las ruedas rechinan ante el continuo movimiento de la jaula y las voces de los draconianos. Siento un frío insoportable, mi herida duele más y ahora se me dificulta más el respirar, empiezo a perder la noción del tiempo y el espacio, me pierdo en la nada... Mis sentidos distorsionan todo, creo que estos desgraciados me envenenaron, tal vez con sus espadas o sus dardos.!
.. Debo hacer algo para no perder el conocimiento, debemos escapar lo más pronto posible, debo ir a Neraka y nada me impedirá ir allá. 

Rompiendo el silencio, la criatura del chico ataca la caravana, embistiendo la jaula en la que estamos. Luego oigo sonidos raros, creo que gritos... siento el calor de las llamas, gritos, más gritos... Ya no sé qué está pasando, mis sentidos están bloqueados totalmente, me siento caer hondo, muy hondo....................
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¡Hola! Ahora es mi turno de escribir, ya que Rinako me ha dejado un rato para hacer algunas cosas y hablar de otras. Para empezar, yo soy Hinako y he estado siguiendo la historia que envían al foro, gracias a Rina. Derepente me fue gustando mucho y decidí entrarle para colaborar... creo que fue porque me dieron inspiración y quería apoyar a la niña ésta. Me ha gustado como han ido narrando y tejiendo la historia y considero que mi redacción no es tan buena como para enviar mis escritos tal y como los hago y es por eso que se los doy a mi prima para que los corrija según su estilo y criterio. Hasta ahora no sé si les vaya agradando o no, no he recibido comentarios (...) y yo soy un poco novata en el tema. Aunque sí les agradecería que me dijeran algo (no importa que me digan que es un asco, a mí no me afectaría), yo no soy del foro pero Rina me informa todo lo que pasa en él. Me parece que es todo, me voy y los dejo con este mail... 

Hinako Starbreeze.

“Hay miradas que matan, pero yo sigo diciendo que los cuchillos son más efectivos”



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