Historia (Hinako)

Rinako Inverse rinoa.heartilly at correoweb.com
Fri Mar 30 22:46:15 CST 2001


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Bien, aquí vamos, el anciano ha empezado a hablar otra vez de Cyan y ya no soporto que no pueda callarse... A decir verdad me agrada su compañía, por lo menos no estoy sola en este viaje. Neraka no queda tan lejos y el Bosque Oscuro es fácil de atravesar si se tienen conocimientos suficientes para ello, algo que sin duda favorece ya que el anciano está conmigo. ¡Cierto! Aún no le pregunto nada sobre la daga, será mejor que lo interrumpa antes de que acabe con mi paciencia, lo mate y ya no pueda interrogarle.

- Oye, anciano, ¿sabes algo sobre esta daga?

- Mmmm... déjame ver... –la toma entre sus manos y la inspecciona- Detengámonos un momento, esto sólo durará unos instantes, además, ya me estoy cansando.

- Mientras no sea mucho tiempo está bien, no podemos tardarnos mucho en llegar a Neraka...

- A ustedes los jóvenes les urge todo, no se dan cuenta de que el tiempo corre a la misma velocidad sin que nuestros actos afecten a ello.

El anciano se sienta bajo la sombra de un árbol, observa la daga y se quita el sombrero. Ojalá no se tarde mucho porque siento que llegaremos tan tarde a nuestro destino que ya se habrá acabado la pelea. Sin más remedio me siento a su lado y espero a que dé su juicio en cuanto al arma. La saca de su vaina, la observa, la blande, la vuelve a observar y, antes de meterla, la sostiene con la mano izquierda y coloca su mano derecha encima de ésta para formular un hechizo. Inmediatamente el arma comienza a emitir un fulgor rojizo que se va apagando mientras el viejo termina el conjuro.

- Vaya, vaya, vaya... ¿dónde la habéis conseguido? –me preguntó sin dejar de mirar la daga.
- En la pelea de ayer... ya sabes a que me refiero.

- ¿Pelea? ¿Acaso os han lastimado? ¿Estáis bien? –me mira perturbado, con mirada de preocupación. 

- ¿Por quién me tomas, anciano? Claro que estoy bien, no tienes que preguntarlo siquiera... 

- Bueno, bueno, pero, ¿por qué habéis peleado? –se calmó y puso de nuevo su atención al ‘trabajo’ que le encargué- ¿Alguien os ha hecho daño o...?

- No, por supuesto que no- ya se me olvidaba que no tiene memoria- ¿Recuerdas que en Krynn se organizan peleas en donde el ganador obtiene una buena suma y las armas de sus enemigos caídos? 

Asintió con la cabeza, un poco indeciso al principio, pero después como recordando lo que le decía.

- Ah, qué bien que lo recuerdes... Pues, entré al torneo y gané todas las batallas, una módica cantidad de dinero y esta daga –le contesté restándole importancia al hecho.

- Pues, la daga estaba hechizada... Aunque no parece haberte afectado en algo –declaró- ¿Os sentís bien?

- Sí, por supuesto, ¿qué tipo de hechizo era?

- Verás, si no me falla la memoria, quien tocara la daga, sin contar al dueño de la misma, sufriría una muerte lenta y dolorosa como si un veneno se filtrara en su sangre... –explicaba con semblante serio que cambió al instante a una sonrisa rebosante de diversión- Pero se ve que eres muy buena para manejar armas y no te ha afectado... Además, sabes uno que otro hechizo, ¿verdad?

- Sí, así es... Regalo de mi madre elfa.

Guardé silencio, acomodé la daga en su vaina y me puse de pie dispuesta a continuar mi camino. Vi al viejo encogiéndose de hombros y levantándose para acompañarme; sentí su mirada sobre mí, pero no hice caso y continuamos caminando largo rato, sin despegar los labios. El silencio me agradaba, ya hasta lo extrañaba... el viejo éste no se había callado en el primer tramo del viaje y ahora sólo se oían los sonidos de un bosque cualquiera... Excepto porque en un bosque cualquiera no se oyen los lamentos de los espíritus que merodean sin cesar hasta cumplir, en muerte, la misión que no pudieron hacer en vida. A los espíritus no se les puede engañar, ven a través del alma, leen la mente y observan los corazones. Algunos dicen que el Bosque Oscuro no es un centro de maldad, como han hecho pensar los ancianos de reinos vecinos, sino que sus fuerzas son neutras: es malo para los que llevan la maldad en sus corazones y bueno para los de corazón puro. Je, je, je... por eso muy pocos hu!
manos han logrado salir vivos de aquí, y debo aceptar que los que han cruzado este lugar no son de esa raza, y si lo son, deben ser muy buenos. Nosotros estamos cruzando sin el menor temor, si nos llegásemos a topar con los espíritus no habría problema, no tenemos intenciones de dañar nada ni de hacer mal, sólo cruzaremos para llegar a la pelea... Aunque si lo acepto, eso no es lo único que me lleva a Neraka... Mmmm... quisiera visitar el Castillo del Conde Tepes una vez por lo menos, debe ser una maravilla y sé de buena fuente que él es alguien extraordinario... y de su hijo ni se diga: uno de los pocos seres poseedores de una belleza inigualable y por cuyas venas corre sangre humana. Quien lo dijera, a veces hay que sorprenderse de los humanos. 

- He oído que una joven humana ha conseguido cruzar el bosque sin problemas... –anunció mi acompañante, rompiendo el hermoso silencio.
- ¿Ah, sí? Debe tener un corazón muy puro como para que la dejasen pasar... O puede que sea  valiosa para alguien muy poderoso, capaz de controlar de esa manera este bosque. 

- ¿Por qué no confías en los humanos cuando tú misma eres parte de ellos?

- NO TE ATREVAS A DECIRLO OTRA VEZ, ANCIANO –le grité sin poder contener mi furia.

- No puedes negar tus orígenes, y aunque lo hagas seguirás siendo una de ellos.

El anciano trataba de calmarme, pero no lo conseguiría si seguía diciendo eso... Odio que me lo digan, odio que me echen en cara lo que soy... Pero sé que sus intenciones no son malas...

- No tengo intención de molestaros, querida, pero si no aceptas de una buena vez lo que eres, seguirás hiriéndote más hasta matarte... 

- ¿CÓMO ACEPTAR QUE SOY PARTE DE DOS COSAS MUY DISTINTAS? ¿CÓMO PUEDO VIVIR SABIENDO QUE NO SOY PARTE DE UNA RAZA, SINO DE DOS? –mi corazón se encogía y mi cuerpo entero temblaba de rabia, lo sentía perfectamente.

El anciano me miró, compasivo, y tomó mi mano. Me separé rápidamente con un movimiento brusco de esa muestra de afecto, si el anciano sintió lástima de mí le haré pagar caro su insulto, no me gusta que alguien le tenga lástima a seres como yo... Y si la tiene, a mí no, no a la Dama de los Dragones... Seguimos caminando, ya no oía la voz molesta de mi acompañante, que parecía serio por primera vez en todo el viaje. Ya pronto saldremos del Bosque Obscuro, seguro que veremos muchas cosas al salir de aquí, ojalá que podamos alojarnos en el pueblo porque necesito descansar y alejar de mi mente mi enojo... Pero, ¿por qué me enojo? El anciano tiene razón, por mis venas corre sangre elfa... y humana. Sí, aún lo recuerdo tal como muchos lo contaban en Krynn, mi cuidad natal: Mi madre, Muralasa, Princesa de los Elfos, una de las mujeres más bellas de todo el mundo se comprometería con Sturm, un caballero humano que tenía un alto sentido del honor. Esto significaría una unión entre hum!
anos y elfos, razas que no eran amigas pero tampoco enemigas, y aquella boda acabaría con las diferencias de ambas razas. Lorac, Rey de los Elfos, no estaba de acuerdo con eso, pero nada impidió que mi madre y Sturm resolvieran casarse, así que no tuvo más que acceder. Justo cuando las bodas se realizaban en Krynn, estalló una guerra y diversas tropas invadieron la cuidad, quemando y destruyendo todo a su paso, saqueando, matando... violando... Eran tropas conformadas por humanos, monsters, hechiceros, magos, había casi de todo, y marchaban para robar el poder a los reyes de Damnia, cuidad vecina. Sturm defendió valerosamente a mi madre, pero no resistió mucho tiempo ante el número exagerado de enemigos contra los que peleaba y finalmente sucumbió. Para mi madre todo había terminado con la muerte de su prometido, pero los guerreros no se conformaron con haber acabado con su amado y... 

- ¡Nos atacan! –gritó el mago, sacándome de mis pensamientos. 

- ¡¿Qué?!

No me dio tiempo ni de desenvainar mi espada cuando noté que nos habían emboscado. ¡Maldición! Apenas salimos del Bosque Obscuro y nos atacan, debemos hacer algo, yo no pienso ser prisionera de nadie... Nos rodearon por todos lados, impidiendo cualquier posibilidad de escape, tengo una idea, no hay más salida que atacarles a matar, así que desenvaino a Starbreeze y me lanzo contra uno de los seres que tratan de capturarnos, atrás de mí oigo gritar a Fizban pero no logro entender lo que me dice, luego un golpe seco y un dolor insoportable, me sentí caer y después sólo obscuridad y silencio... 
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Ea! Aprovecho para mandar la historia de Hinako, que está cada vez más larga su colaboración y ya tiene mucho!!! En fin, ella me pide que le envíen sus comentarios porque no le han dicho nada, así que espera le hagan ese favor. SI? Bueno, nos vemos... Gracias por todo...

Atte.
Rinako Inverse Aino.



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