[Animexico] Historia (parte de Rinako)

[Ichigo Momomiya]

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Viendo mi indecisión me toma de la mano y me mira
cálidamente... Hace mucho que no siento una mirada
así, hace mucho, demasiado...

- Vámonos.

Sólo logro asentir con un movimiento de cabeza, no
puedo hablarle por que no sabría qué preguntarle
primero, hay muchas cosas que necesito que me
explique, aunque eso debe esperar... Si logramos salir
vivos de aquí, claro está... 

Dándome la espalda, el chico pone una mano en la
barrera mágica y, en el momento en que se supone que
debía salir expulsado contra la pared, ésta
desaparece. 

- ¿Cómo...?

- Cuando te dije que llamaron a los hechiceros
superiores no sólo me refería a los demás –me guiña un
ojo.- Ahora, si queremos seguir vivos, por favor, no
hagas más preguntas, esto requiere de la más extrema
cautela...

Una vez afuera de la celda en la que estábamos, volteo
a ambos lados de un gran pasillo que, a la izquierda
se extiende más allá de donde da la luz de unas
cuántas antorchas, mientras que hacia la derecha sólo
hay otra pared de fría y húmeda piedra. Hay algo
dorado que brilla en el suelo y cuando volteo a ver,
Styrka me jala hacia delante, haciendo un leve ruido
con su capa cuando ésta roza su espada, evitando que
pueda vislumbrar lo que era. Avanzamos un poco,
cubiertos por la inmensa obscuridad que nos brindan
las antorchas humeantes y apagadas, al parecer mi
“guía” se tomó la libertad de ajustar los mínimos
detalles para nuestro escape, lo cuál me hace pensar
dos cosas: o es muy inteligente y lo del general lo
hizo para ganar tiempo, o... ¿y qué ganaría con lograr
que me maten antes de tiempo? Bueno, a lo mejor
sospecha que alguien vendrá a rescatarme y ello
supondría un gran riesgo que no se atreve a
afrontar...

Nos detenemos frente a un pasillo perpendicular, donde
podemos ver un poco de luz. Se asoma, me jala hacia la
derecha y, casi inmediatamente, salimos a otro pasillo
tan iluminado como los anteriores... Seguimos
caminando durante algún tiempo, aunque no sé
exactamente cuánto, ni siquiera puedo hacer una
aproximación, como si hubiese algo me impidiera pensar
en ello. ¿Será una trampa? No puedo evitar repetirlo
varias veces, pero es que esto parece laberinto y como
que no nos hemos encontrado a alguien, sólo pasillos,
antorchas apagadas, charcos, pasillos, pasillos... Ni
una sola ventana y a estas alturas creo que ya no sé
dónde queda el cielo y dónde la tierra, ¿por qué
continúo caminando? ¿A dónde vamos? Ya no quiero
pensar...

Me detengo en seco y Styrka no lo nota sino hasta unos
pasos más adelante, entonces se voltea a verme y me
encuentra recargada en la pared, con los ojos
cerrados.

- ¿Qué te pasa? Ya estamos cerca, ¡aguanta un poco
más! –me trata de tomar de la mano pero, esta vez, la
esquivo.- Ya sé que no confías en mí y no te pido que
lo hagas hasta que te lo demuestre y es lo que trato
de hacer, aunque no lo cre... ¿qué pasa?

No le contesto. No abro los ojos, no camino, no muevo
alguna parte del cuerpo, sólo me quedo ahí, como
adormilada, sintiendo el cerebro como una esponja.
Estoy cansada de caminar... Cansada de querer ser
asesinada continuamente... Harta de todo esto de la
magia y las malditas espadas, de los seres
sobrenaturales y sus desgraciadas vidas... Los odio,
¡me odio a mí misma! Y a esos estúpidos dragones y a
los mal nacidos hechiceros... ¿Qué demonios hago en
este pútrido mundo? Ojalá se destruya... ojalá me
muera... De repente me llega un olor bastante raro,
entre dulce y agrio, un olor tan fuerte que me obliga
a abrir los ojos y ayuda a despejar mi mente. El chico
sostiene una especie de fruta debajo de mi nariz, y
con la mano que queda libre toca mi frente al tiempo
que susurra unas palabras, logrando que, poco a poco,
recupere el control de mi cuerpo, mis sentidos y la
cordura. 

- Lo siento –se disculpa, poniéndome la fruta en la
palma de mi mano, que cierra con la suya- estaba tan
ocupado en el camino que olvide por completo decirte
algo. Estos pasillos no pueden ser vistos por
cualquier tipo de criaturas –me explica, señalando
hacia ambos lados-, únicamente los seres dotados de
magia pueden saber que están ahí y exclusivamente los
más poderosos pueden cruzarlos sin perderse en ellos
o... volverse locos. –Retira su mano de la mía- Esa es
una “Estel’, una fruta cuyo olor y sabor te permiten
recobrar la paz y la tranquilidad, además de poder
despertarte de un trance sin dañar la mente. Si es
utilizada con magia, bueno, mejor te digo luego. Por
mientras, lo único que puedes hacer es comer un poco y
guardar lo demás para después. 

La fruta en cuestión es extraña, parecida a la forma
que tiene una gota... Su color es dorado y, en cuanto
la abro, me doy cuenta que un líquido plateado sale de
la carnosidad blanca. Su simple olor me llena de una
tranquilidad espontánea, así que no espero más y me
llevo la mitad a la boca: sabe... agridulce y el jugo
plateado recorre mi garganta con un suave cosquilleo y
una sensación de fuerza recuperada. Él observa cómo
recupero el color y vuelve a sonreír antes de comenzar
a caminar; guardo la “Estel” en una de mis bolsitas de
cuero y le sigo, ahora mucho más animada. Salimos a
una bifurcación de caminos: tomamos el de la
izquierda, luego el de la derecha, derecha, izquierda,
al frente, izquierda, derecha, izquierda, izquierda,
izquierda... De tanta vuelta ya hasta me estoy
mareando. Lo dicho, parece laberinto y, sinceramente,
me da la impresión de que hemos pasado mil veces por
los mismos lugares... ¿Qué es esto? ¿Un castillo? ¿Una
fortaleza? ¿Una prisión de máxima seguridad? Y,
pensándolo bien, ¿en dónde estamos? Porque desde la
colina no aparecía alguna construcción de esta
naturaleza en el pueblo, villa, o lo que sea
(Hogsmeade, si no mal recuerdo). Mmmmmm... una gran
laguna, árboles, bosques, casas de diversos tamaños,
la mayoría de madera... Que yo haya visto y recuerde,
no había castillos o edificación alguna de piedra...
Cada vez se pone más extraño este ‘viaje’. 

Al cabo de unos minutos (ahora sí los siento pasar)
llegamos a una gran sala pentagonal, también obscura y
silenciosa, en cuyo centro, desde una especie de
pedestal, brilla algo hasta el techo, el cuál no se
alcanza a ver de tan alto que está. Styrka espera a
que yo esté a su lado y entonces me indica:

- Debes caminar derecho y sin detenerte hasta alcanzar
el cilindro de luz en que tus poderes y tu magia están
encerrados...
- ¿¿¿¿¿¿¿QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE??????? –le
interrumpo, estupefacta. 

- Cuando fuiste capturada te registraron, como pudiste
darte cuenta, y extrajeron tus poderes para que no
representaras gran problema una vez que estuvieras en
el calabozo –explica sin dejar de mirar, de reojo, la
entrada-. En cuanto toques la esfera de luz, tus
poderes serán ‘re-absorbidos’ por tu cuerpo y podremos
salir de aquí... creo...

¿Cree? ¡Vaya manera...! Aunque, bueno, no hay muchas
opciones y, por su manera de mirar hacia el pasillo,
parece que esperamos a alguien. Sin perder más tiempo,
impulsada por los efectos de la “Estel”, camino con
paso firme y decidido hacia la fuente de luz. Conforme
avanzo empiezan a encenderse unas figuras en el suelo
y, un instante después, noto que son los contornos de
unas enormes estrellas de cinco picos grabadas en el
suelo de mármol negro, o al menos eso me pareció que
era. En cuanto se iluminan las estrellas, se
materializan barreras de luz con la misma forma,
alzándose, por lo menos, unas 7 antes de que logre
llegar a mi objetivo. Alzo ambos brazos para tomar la
esfera entre mis manos cuando, de pronto, un ruido
fortísimo, como si de una explosión cercana se
tratase, cimbra el salón y desprende polvo y pequeñas
piedritas del techo, haciendo que vuelva la vista
hacia Styrka. Después, un corto silencio y luego éste
es interrumpido por el sonido ahogado de gritos, pasos
y estallidos menores, todo en un confuso eco que llega
hasta nosotros y se va acercando, lentamente. 

Dudo. Las manos me tiemblan y no retiro la vista del
pasadizo, por donde se oyen pisadas apresuradas y las
voces, un poco más alejadas. Mi corazón palpita tan
fuerte que lo siento pegar contra mi pecho, ninguna de
mis articulaciones parece querer obedecerme, aunque
casi preferiría quedarme quieta hasta saber quién,
quiénes o qué viene... ¡Demonios! No voy a esperar a
que me maten sin defenderme así que toco de una buena
vez la luz. Un estruendo, ahora más cercano, opaca el
ruido de un rayo y varios estallidos de fulgores que
hace toda la magia desprendida de la esfera y que se
introduce, con un leve dolor, en mi cuerpo. La esfera
desaparece y con ella casi toda fuente de luminosidad
del cuarto, exceptuando la que emana de las barreras
en forma de estrella, que titilan ante mí. Recupero el
aliento, abro bien los ojos que me obligué a
entrecerrar, relajo mis entumecidos brazos, las
rodillas se me doblan y caigo hacia adelante al mismo
tiempo en que alguien entra a la sala. Levanto mi
cansada vista un poco: a unos cuántos metros de Styrka
se halla de pie una persona: lo que logro distinguir
entre la luz de las barreras que me rodean son unas
botas negras, capa larga y vestiduras elegantes,
también de color obscuro... piel y largo cabello
blancos, espada en mano, belleza incomparable, mirada
fiera y sin asomo de inseguridad... Los ojos se me
humedecen... es Adrián...
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Épale! Que me he lucido... bueno, me refiero a que,
aparte de que me gustó mucho esto que hice, alargué un
poco (¿poco?) mi intervención/parte de la historia,
tal como en los 'viejos' tiempos. Todavía me acuerdo:
yo era una niñita... ejem, lo siento, me salí del
tema. En fin, será mucho y se enojarán a los que les
llene sus cuentas y no les guste esta historia que
hacemos... y me disculparán por ello pero, ¿qué le
puedo hacer? Como sea... espero sus comentarios (de
quienes les guste o gusten) a este mail, cuídense
mucho!

Contenta
Rinako Inverse Aino.

P.D. Parece que soy la única que se acuerda de esta
"historia"... >sniff<

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