[Animexico] Historia (Rinako)

[Ichigo Momomiya]

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Tengo una sensación de vacío... ¿Es lo que se siente
al morir? Qué raro, al menos, creo que no sentí dolor,
debió haber sido muy rápido porque no sufrí... ¿A
dónde iré? A lo mejor me condenan al Infierno, después
de todo, tengo tan mala suerte últimamente... ¿Qué
será de Thur? ¿Y Adrián? ¡Qué tristeza! Ese dragón,
todas esas personas y el Chibi-Deku... ¿Por qué?
¡¡¡¡¡¡¡¿Tristeza es lo único que puedo sentir?!!!!!!!
¿En vida lloré tantas veces y aún en muerte tendré que
cargar con ello?

Oigo un canto suave, se oye lejos, muy lejos... A
penas y puedo percibirlo pero sé que es una voz
melodiosa, no podría decir que es una mujer quien
canta, es como de un animal. A lo mejor es de... No,
no, ya fue suficiente, ¿no puedo morir en paz y ya? 

- ¿POR QUÉ SIEMPRE TENGO QUE CARGAR CON ESTO? ¿POR QUÉ
NO SIMPLEMENTE DEJO QUE LA GENTE HAGA LO QUE SE LE
ANTOJE Y SUFRA POR SUS ACCIONES? ¿POR QUÉ?

Mis gritos sólo resuenan, la canción no se detiene... 

- ¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Siento como una sacudida y abro los ojos (después de
todo, parece que no estoy muerta...), un brillo me
deslumbra un instante y parpadeo. No sé qué fue eso
porque acá está muy obscuro, parece una mazmorra:
aparte de no haber mucha luz, hay humedad, el ‘cuarto’
es totalmente de piedra y hace frío... Brrrr... En mi
vida había estado en un calabozo, ¿o sí? Bueno, al
menos el frío no me afecta, pero... de todos modos se
siente muy raro estar aquí. Me levanto como puedo y
noto que estoy completamente despojada de mis armas y
hasta creo que... Me sonrojo... Parece que me
registraron los desgraciados estos... 

- ¿Qué te pasa, hechicera loca? –me reprende un
guardia enfundado en su armadura.

Me giro a verle, ni siquiera oí cuando se acercaba.

- Si vuelves a gritar voy a... –él mismo se interrumpe
cuando me mira salir de la obscuridad y me acerco a la
luz de su antorcha, ¿pasará algo?

Se queda callado, sin dejar de observarme, es más,
hasta se aproxima a los barrotes de hierro y levanta
la antorcha por encima de su cabeza, como para
alumbrar más la estancia. Ahora puedo verlo mejor:
todo su cuerpo está enfundado en una brillante y
pesada armadura dorada, el casco puesto no deja ver
más que unos ojos almendrados, desmesuradamente
abiertos. No estoy desnuda, ¿o sí? Palpo mis brazos y,
definitivamente no es eso; toco mi cabello, tan largo
como recuerdo; examino la celda, sólo estoy yo en
ella... ¿Qué demonios mira ese sujeto?

- ¿Rinako? –se quita rápidamente el casco y el cabello
negro le cae un poco arriba de los hombros- ¿Será
posible...? ¿Cómo es que tú estás aquí...?

Me quedo muy impresionada, este chico dice conocerme,
y así parece, pero... Yo no le recuerdo...
¡¡¡Maldición!!! Debería aprovecharme de eso para que
me sacara de aquí... no puedo, simplemente no puedo...

- Casi no puedo creer que digan que eres la bruja que
invocó al Gran Dragón Negro... –su semblante era
sonriente, como si estuviera realmente emocionado de
verme- ¡Imagínate que enviaron a los mejores
hechiceros del reino a custo...!

- ¡Espera! Ya no me digas más, por favor. Yo no te
recuerdo, ¡no sé quién eres!

- ¡Styrka! –una voz grave resonó en las paredes de
piedra del lugar- No te acerques tanto a esa bruja
maldita, aún podría tener magia y te arrepentirías si
lograra hacerte algo...

- General, yo... –se queda un instante en silencio y
prosigue- sólo intentaba callarla porque gritaba como
desquiciada...

- Sí, claro, chico... –un hombre delgado, también
cubierto por su armadura dorada, se acerca y le da
unas palmaditas en la espalda- Ojalá que no la fueran
a ejecutar, así podrías tenerla como tu esclava...

- ¡¡¡¿Esclava?!!! ¿Está loco? Yo no soy objeto para...
–me interrumpo cuando noto un dolor en el estómago. 

Tanto es así que caigo violentamente de rodillas al
suelo, grito y me cubro el lugar que me duele con
ambas manos. ¡Demonios! ¿Qué me pasa? Levanto, con
mucho esfuerzo, la vista y observo que el último tipo
que llegó tiene el brazo derecho extendido hacia mí y
presiona el aire con fuerza, como si tuviese su mano
dentro de mi cuerpo...

- ¡¡¡¡Cállate, maldita bruja entrometida!!!! –se
dirige a mí, con furia en los ojos, gira su mano con
fuerza y el dolor aumenta. 

Quedo totalmente tumbada en el suelo y no sé si podré
soportarlo más... 

- General, por favor, no gaste su magia en esta
infeliz... –interviene el chico que me conoce, Styrka,
creo...- Venga, mejor vamos a tomarnos unas cuantas
copas de hidromiel para celebrar que esta inmundicia
está en donde debería...

-Ja, tienes razón, hijo, mejor vayamos... –me mira por
última vez y retira la mano- Mañana mismo será
ejecutada...

Por fin deja de dolerme tanto, pero no por ello ya no
siento las punzadas. Ese desgraciado... Y el chico...
¿qué no se alegró tanto de verme? Terminó diciéndome
“infeliz” y no contento con ello, ¡remata diciendo que
soy una ‘inmundicia’! Cada vez voy entendiendo
menos... 
Mi celda no tiene más que una ventanita sin barrotes,
es raro ya que me tratan como si fuera muy
peligrosa... Y, bueno, si fuera así no me dejarían
escapar tan fácil... Analizo la situación un rato y
creo que no es coherente tratar de salir por aquel
hueco. Agarro una piedra pequeña que hay cerca de mí
y, con cuidado, la arrojo a la ventana: La piedrita
choca contra algo invisible en el aire, antes de poder
salir de la celda, y sale disparada con gran fuerza
hacia el lado contrario. Apenas y puedo esquivarla ya
que se impacta contra una de las paredes y se hace
polvo. 

-Ay... 

Ahora ya sé por qué no hay barrotes en la ventana y
apuesto a que también habrá una especie de pared
mágica en la entrada... Sonrío melancólicamente,
recargando mi espalda en la pared mientras cierro los
ojos y suelto un suspiro de cansancio. Me dejo
resbalar por la fría piedra y quedo ahí, sentada, con
los ojos cerrados y la mente en otro lado. 

¿Dónde estará Adrián? Espero que haya logrado escapar
y no esté encerrado como yo o... muerto. ¡Qué
estupideces pienso! No, no, no, estoy casi segura de
que está bien y me gustaría tanto que viniera a
rescatarme pero... por otro lado, sería muy
arriesgado, ese chico me dijo que mandaron a los
mejores hechiceros del reino a custodiarme y,
seguramente podrían capturarlo y ejecutarlo también.
No, mejor será que ni se aparezca por este lugar y
mañana... bueno, mañana acabará todo... Dejo salir
unas lágrimas que limpio con el dorso de mi mano, para
luego dejar de pensar en lo malo que pueda pasar y,
sin quererlo, apoyo la cabeza contra la otra pared y
me duermo. 

Me despierto de golpe cuando siento que alguien está
muy cerca de mí y, en cuanto abro los párpados, veo
justo enfrente de mí, casi tocando nariz con nariz, al
chico que me conoce. No sé cuánto tiempo pasó pero a
lo mejor ya es de día y viene a llevarme para la
ejecución...

- Shhhhhhhh... –me indica, separándose un poco y
poniéndose un dedo en los labios- Vamos a salir de
aquí pero necesito que me ayudes, ¿de acuerdo?

- P-pero... ¿por qué? –le pregunto, boquiabierta.

- Te cuento luego- me dice, luego tan sólo me sonríe y
mira a su alrededor- Salgamos.

Me pongo de pie y lo observo... ¿estará loco? Si los
mejores hechiceros están aquí no vamos a dar dos pasos
sin tenerlos a todos encima de nosotros... ¿podré
confiar en él de verdad?
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Ya me había tardado un BUEN de tiempo en mandar la
historia que, por lo visto, ya casi quedó olvidada...
Sniff... Como sea, ojalá que los otros creadores de
ésta se acuerden y manden pronto sus partes
correspondientes (ya saben a qué me refiero). Por
mientras espero que les agrade lo que he escrito esta
vez...

Corriendo
Rinako Inverse Aino.

P.D. Dark! ¿Dónde andas, cuate?
P.D.2. Felicidades a mi hermanito LAMA por su
cumpleaños!!! Que te la pases muy bien y, te debo tu
regalo, je, je.

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