Articulo de la Revista Etc
Victor Martinez
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Mon Jun 4 08:49:04 CDT 2001
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La heterodoxa sexualidad de las series japonesas
Primera época, 26 de noviembre de 1998
Julieta García González
"¿Yo? ¿Casarme con ese pervertido? ¡Nunca!"
Los superhéroes tienden a ser personajes que, por azares del destino,
convierten una deformación o defecto en alguna virtud excepcional.
Descontando a Superman, los demás superhéroes (y supermalos) son producto
de errores de laboratorio, de piquetes de arañas modificadas genéticamente
y de experimentos nucleares fallidos.
Ranma 1/2 se sirve de la misma fórmula para lanzar un superhéroe al océano
de figuras que habitan en el mundo de los cómics y las caricaturas. Sin
embargo, el giro que los creadores de Ranma le dieron a su personaje ha
escandalizado y preocupado a más de uno: el joven experto en artes
marciales se convierte en una linda pelirroja cada vez que su cuerpo entra
en contacto con el agua fría. Si ésta fuera la única situación por la que
pasara Ranma y sus creadores se hubieran centrado en su capacidad para
lanzar patadas voladoras o en la forma como logra dominar, cuando está a
punto de entrar en combate, sus ánimos y su cuerpo, otra cosa hubiera sido.
Pero la "maldición" de Ranma es lo que lo convierte en un personaje
especial, en un héroe distinto y en un icono de los dibujos animados de
fines de siglo. Es la historia misma.
Según cuenta la leyenda, Genma, el padre de Ranma, llevó a su hijo a China
a los famosísimos Manantiales Malditos de Jusenkyo. Ahí, probando una
patada voladora de la suerte, padre e hijo terminaron hundidos en el agua
sólo para descubrir después que sus cuerpos se transformaban. Ranma,
curiosamente, en una chica francamente sexy, Genma nada menos que en un oso
panda.
A partir de ese momento surge Ranma 1/2 porque, ¿qué mejor pretexto para
generar una serie de conflictos, problemas, romances y locuras que tener un
personaje que cambia de sexo con el agua?
Por otro lado, las caricaturas tienen otro ingrediente: el padre y el hijo
siguen con su vida normalmente hasta que Genma decide asociarse con Soun,
su mejor amigo, dueño de una escuela de artes marciales y padre de tres
jovencitas: Kasumi, Nabiki y Akane. Para que todo salga bien en esta
sociedad, Genma y Soun deciden matrimoniar a sus hijos y parte del pretexto
para que se desarrolle una historia es la posible unión entre Akane y Ranma
que tiene, desde luego, algunos altibajos.
Para los no iniciados en la caricatura prohibida en algunos lugares de
Estados Unidos y causa de que varios televisores se enciendan a escondidas
de los padres en nuestro país reproduciré a continuación la conversación
con que empieza la relación entre Ranma y Akane. A Akane le dicen que la
mejor pareja que podrá encontrar para casarse es Ranma...
Nabiki: Porque odias a los chicos, ¿no?
Kasumi: Así que tienes suerte Akane, ¡él es mitad chica!
Akane: ¿Yo? ¿Casarme con ese pervertido? ¡Nunca!
Ranma: ¡Oye! ¿Qué quieres decir con pervertido?
Akane: Me viste desnuda, sucio.
Ranma: Espera un segundo. Tú te acercaste a mí.
Akane: Ah, ¿sí? Bueno, pues es diferente cuando una chica ve a un chico.
Soun: ¿Ven? Ya son la pareja perfecta. (Risas)
Akane: ¡El es una pareja por sí mismo! No hay forma en el mundo de hacer
que me case con alguien como eso.
Ranma: Ah, ¿sí? Pues yo siento exactamente lo mismo. ¡Adiós!
Akane:
Ranma: Por cierto (mirando a Akane de arriba abajo), tú me echaste un buen
vistazo también. Además, no es ninguna novedad para mí ver a una chica
desnuda. Quiero decir, me he visto a mí mismo muchísimas veces, ¿no? Y
estoy mejor constituido para... ja, ja, ja... ¡Ayyy! (Akane lo noquea con
una mesa y lo deja en el piso).1
Evidentemente, Ranma 1/2 enfrenta al auditorio a una nueva forma de
conceptuar a los héroes y a las situaciones que viven y enfrentan de manera
cotidiana. Estamos poco preparados para hablar de sexualidad infantil, de
transexualidad, de intersexualidad y de otros fenómenos que son, más que
otra cosa, culturales, y que nos dejan con las manos atadas por la
inexperiencia. ¿Cómo es posible que un personaje como Ranma forme parte del
panteón fantástico de los niños? ¿Cómo asumir que son parte de su cultura y
de su forma de aproximarse al mundo seres con una sexualidad indefinida o,
más bien, definida por causas tan ajenas a su voluntad?
Si bien es cierto que el público de Ranma está constituido por niños de
entre seis y 12 años edad en la que se definen, según algunos
psicoanalistas,2 las conductas sexuales y el comportamiento de Ranma y sus
compañeros dista de ser "normal", también es cierto que estas caricaturas,
como en general el mundo lúdico de la televisión y, sobre todo, el que
proviene de culturas diferentes a las nuestras, tienen que ser revisados en
perspectiva. Ranma 1/2 no es la primer caricatura que aborda temas sexuales
e inclusive de transexualidad. Las caricaturas japonesas han sido las
pioneras en este terreno hablo de las que están destinadas para el gran
público infantil, no de las caricaturas pornográficas o eróticas que
circulan en Occidente desde hace mucho tiempo. A principios de los 80, La
princesa caballero, también producción japonesa, causó conmoción en el
terreno de las caricaturas. Su extraño personaje (una hermosa princesa que
va en busca del amor disfrazada de caballero andante) era la pieza clave de
una historia que reproducía una antiquísima trama (la de los sexos
trasvestidos, muy común en el medievo y el Renacimiento) valiéndose de
recursos poco comunes. En La princesa caballero se fusionaban, por ejemplo,
las costumbres de los samurais con las de los caballeros medievales, de tal
suerte que la princesa terminaba manejando sables, montando a caballo,
viviendo en un castillo que parecía convento franciscano y sufriendo
horrores. Obviamente, las mujeres se enamoraban de su apostura, los hombres
sentían una atracción hacia su camarada y ella, con el pelo cortitito y una
cara más bien andrógina, no cejaba en su intento de recuperar a su amor.
Desde antes que el manga y otras caricaturas japonesas formaran parte del
repertorio de programas transmitidos en México, Señorita Cometa nos enseñó
algo acerca de la moral japonesa. Los niños mexicanos vivieron por
generaciones lo que significaba tener un hadanana de importación: a Cometa
la castigaban por cosas que nunca entendíamos y la premiaban por cosas que
nos parecían nimias o sencillamente ajenas. Nunca parecía haber una
congruencia entre lo que sucedía en la pantalla y los resultados finales:
castigos y beneplácitos parecían estar fuera de lugar. En comparación, Los
locos Adams parecían muy normales. En Señorita Cometa todo era raro. Para
empezar, comían en el piso y descalzos y actuaban como si la vida
transcurriera normalmente hasta que algo se disparaba y todo se escapaba de
la comprensión del televidente mexicano. El amor no era como debería ser (a
Cometa se le castigaba por enamorarse); se jugaba con la muerte, los
heridos y los fantasmas de una forma que aquí no compartíamos (pocas cosas
más aterradoras que el capítulo "Bota, bota, la pelota"), y la animación de
trapo, la caricatura y los humanos compartían la pantalla en un hecho sin
precedentes. También el contacto físico tenía un formato distinto al
utilizado en otros programas infantiles de la época.3 Las caricaturas que
empezaron su imperio después de Señorita Cometa se ajustan a esquemas
morales a los cuales no estamos acostumbrados.
A diferencia de las caricaturas de la Disney, la Warner o Hannah-Barbera,
en las que todo son golpes y aventuras que empiezan y terminan en el mismo
capítulo (sin la necesidad de encontrar un hilo conductor entre los
eventos), las caricaturas japonesas se planearon como si fueran melodramas
o telenovelas. Remy y Candy, Candy, por ejemplo, eran unos culebrones locos
en los que los personajes sufrían un poco más conforme avanzaban los
capítulos. La princesa también lo era, aunque más moderadamente. El amor,
en estas caricaturas, era visto desde una perspectiva más bien adulta: los
problemas para conseguir el verdadero amor, la atracción física, etcétera,
formaban parte clara y concisa de las tramas. No es de sorprenderse, pues,
que bajo este esquema aparezca ahora en una versión muy modernizada Ranma 1/2.
A mi juicio, Ranma reproduce valores y conceptos morales no occidentales
con los cuales no nos identificamos plenamente. Los personajes son
estereotipos de una cultura que nos es ajena. Algunos, como el profesor
Happosai (un viejillo que se alimenta de lujuria y disfruta de mirar debajo
de las faldas de las jovencitas), más bien nos escandalizan. Pero tal vez
estemos mal interpretando la caricatura. Ranma, un hombre, tiene la
oportunidad de vivir en carne propia lo que es ser mujer. El rol femenino
no está devalorado ni mucho menos: los sexos viven una igualdad ideal. Los
momentos de transexualidad suelen ser chuscos y nada dolorosos y le ofrecen
a Ranma la posibilidad de relacionarse con ambos sexos desde un plano más
bien privilegiado. El enojo de Akane en el capítulo en que se da cuenta del
"defectito" de Ranma bien puede ser una atracción velada como la que viven
los adolescentes y una fascinación por el fenómeno. Y el orgullo de Ranma
demuestra una ausencia de complejos en cuanto a su sexualidad.
Aparentemente, nuestra aproximación a un fenómeno cultural como Ranma que
explora sin inhibiciones algunas formas de sexualidad es más gazmoña que
la de los japoneses. La oferta televisiva que tienen los niños mexicanos
que, sin duda, no se limitan a ver caricaturas abarca programas que
también hablan de una u otra manera de sexo. La cultura visual que vivimos
hace que espectaculares, anuncios en la televisión y los medios impresos,
el cine, etcétera, se valgan de imágenes cargadas de sexualidad para vender
un producto determinado. Las historias románticas y de amor forman cada vez
más parte de la cultura audiovisual de industrias como la cinematográfica y
otras caricaturas no japonesas. Los niños son los espectadores, a veces
involuntarios, de tal situación. Los modelos a seguir en cuanto a conducta
sexual son tomados de los padres y los maestros o tutores, no de los
medios. Son los padres quienes pueden explicar una vez que los entiendan
fenómenos como el de Ranma. No creo que deban censurar la caricatura, sino
aprender una aproximación sana a esa parte de la sexualidad y a culturas
que no nos son tan familiares, pero que forman parte de nuestra vida
cotidiana.
_________________________
Notas
1 Tomado de Ranma and Akane: ment for each other, en
www.geocities.com/Tokyo/Shrine/557f4/ranma_intro.htm.
2 Según Freud, de los seis a los 12 años es la etapa de "latencia" en la
que no hay definición sexual pero se aprenden conductas sociales que
posteriormente se aplicarán a las relaciones. Hoy, sin embargo, se
considera que la edad para la elección de la preferencia sexual ha
disminuido y los niños son más precoces. Para el psicoanalista José de
Jesús González Núñez, et al, la elección de la sexualidad (...) y el
abandono de las actitudes bisexuales y narcisistas para ser posible la
orientación hacia el objeto heterosexual (...) se da hasta la adolescencia
propiamente dicha (14 años). Teoría y técnica de la terapia psicoanalítica
de adolescentes, Trillas, 1986.
3 Volviendo a los Adams, lo más cercano al erotismo eran los besos en el
brazo de Morticia. Programas como Mi bella genio y Hechizada carecían
completamente de tintes eróticos o sensuales.
Julieta García González, editora de cultura de etcétera, tiene 11 sobrinos.
Tomado de www.etcetera.com.mx
Victor Manuel Martinez Mtz. Moderador del foro de Animexico
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