Japón: El Universo irreal de los otaku

-*~> Lucy Saotome <~*- lucy_saotome at uole.com
Sun Oct 8 15:50:13 CDT 2000


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<br>Hola queridos amigos otaku!!!
<p>Bien, el dia de ayer fui a libreria donde tenia mas que visto un curso
de japones de la editorial Larousse, desafortunadamente, cuando lo vi por
primera vez no tenia el dinero y habian tres ejemplares y cuando regrese
ayer, tenia el dinero y no habia ninguno =(.... bien... tenia tanta rabia
por eso que me dieron ganas de llorar (bueno tampoco, les exagero jejejejej)....
pero si tenia rabia.... entonces fui al stand de las revistas a buscar
un par de revistas que tambien iba a comprar... con la mala suerte de que
solo encontre una de ellas y las otra no =(.... pues bien, curucuteando
alli me tope con una revista verde llamada GEO: una nueva visi&oacute;n
del mundo, la edici&oacute;n de abril del 2000, en cuya portada, en la
parte de arriba hacia la derecha tenia una foto de un par de chicos japoneses
vestidos algo asi como Link (pelucas verdes, orejas blancas puntiguadas
y algo como vestido de ba&ntilde;o blanco justos al cuerpo).
<p>Inmediatamente la revista capto poderosamente mi atencion y la tome
y encontre el articulo que les envio.
<p>Bien, sin mas preambulo, aqui les va...
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<p><font size=+2>HIJOS DE UN MUNDO VIRTUAL</font>
<p>Los Otaku (Jap&oacute;n):
<br>Al&eacute;rgicos al contato humano, millones de j&oacute;venes japoneses
invierten todo su tiempo y dinero en manga (tebeos), juegos de ordenador
y pel&iacute;culas de dibujos animados.&nbsp; Son los otaku, tribus urbanas&nbsp;
en plena efervescencia que viven atrapadas en un enfermizo universo de
ficci&oacute;n.
<p>Texto: Etienne Barral
<br>Fotos: Tom Wagner
<p><font size=+2>C&oacute;mics, v&iacute;deos y consolas de juegos, o c&oacute;mo
huir de la realiadad.</font>
<p><i><font size=+1>El hoy extendido fen&oacute;meno de los otaku naci&oacute;
como un exabrupto contra la asfixiante sociedad japonesa</font></i>
<p>Risaku Kirodoshi guarda muy malos recuerdos de su infancia; especialmente,
del colegio.&nbsp; Prefer&iacute;a perderse por los jard&iacute;nes buscando
insectos antes d prestar atenci&oacute;n a los profesores.&nbsp; Catalogado
como desastre y relegado al fondo de la clase, el adolescente sufri&oacute;
las burlas de sus compa&ntilde;eros y las rega&ntilde;inas de sus maestros.&nbsp;
La televisi&oacute;n y los monstruos de las series fant&aacute;ticas, de
moda en el Jap&oacute;n de los a&ntilde;os setenta, fueron su refugio.&nbsp;
Grababa las bandas sonoras en el radiocasette de sus padres y se encerraba
en su cuarto para escucharlas una y otra vez.&nbsp; As&iacute; entablo
una gran amistad con esas criatuas enormes, horrendas y rechazadas por
todos, pero lo bastante poderosas como para aniquilar una ciudad.&nbsp;
So&ntilde;aba con que sus extra&ntilde;os amigos ven&iacute;an a destruir
su escuela y su barrio para castigar a quienes se burlaban de &eacute;l.
<p>A los quince a&ntilde;os invirti&oacute; sus primeros ahorros en un
reproductor de video, con el que llegar&iacute;a a grabar mas de 500 pel&iacute;culas.&nbsp;
Su obsesion coleccionista se extendi&oacute; tambi&eacute;n a los juguetes&nbsp;
y los tebeos, de tal forma que Risaku se convirti&oacute; en uno de los
primeros <i>otaku</i> que aparecieron en la d&eacute;cada de los ochenta.
<p>En japon&eacute;s, dicho t&eacute;rmino se emplea para dirigirse a alguien
cuyo nombre se ignora (como el vocablo castellano "fulano".&nbsp; Expresa,
a la vez, la idea de unas relaciones humanas distantes y el concepto de
domicilio.
<p><b>"no es que no diferencie la realidad de la ficci&oacute;n, pero prefiero
de lejos esta &uacute;ltima"</b>
<p>Popularizada en 1983 por el ensayista Akio Nakamori, la palabra <i>otaku
</i>designa
desde hace unos a&ntilde;os a los cada vez mas numerosos j&oacute;venes
que se refugian en la intimidad de su habitaci&oacute;n para recrear un
universo virtual.&nbsp; Sus guaridad, fuera del alcance del mundo exterior,
parecen leoneras en las que se amontonan infinidad de libros, revistas,
videos, juguetes o pegatinas.
<p>-No es que no diferencie la realidad de la ficci&oacute;n- se defiende
Risaku -pero prefiero de lejos esta &uacute;ltima.&nbsp; La moda, la m&uacute;sica,
la sociedad en general, no me interesan.&nbsp; &iquest;Porqu&eacute; iba
a respetar las convenciones de un mundo que no me reconoce ni admite maneras
de pensar o de actuar diferentes?. Prefiero mi burbuja, donde no tengo
que afrontar el juicio de los dem&aacute;s-.
<p>Al principio, la cultura <i>otaku </i>fue un simple fen&oacute;meno
sin excesiva relevancia, como tantos otros que amenudo sugen en Jap&oacute;n.&nbsp;
Pero actualmente se encuentra bien implantado.&nbsp; Este extra&ntilde;o
grupo cuenta cuenta con una poblaci&oacute;n que podr&iacute;a alcanzar
los tres millones de fieles, provenientes de todas las clases sociales
y con una edad comprendida entre los 18 y los 35 a&ntilde;os; apenas un
20% son mujeres.&nbsp; Reivindican el derecho a huir de lo cotidiano, refugiarse
en un universo virtual y alimentar su imaginaci&oacute;n a trav&eacute;s
de pantallad y redes inform&aacute;ticas.&nbsp; La predilecci&oacute;n
por este modo de vida empieza casi en la cuna: el mando de la televisi&oacute;n
sustituye al chupete y, con el tiempo, acaban por sentirse m&aacute;s a
gusto ante una hero&iacute;na de dibujos animados que frente a su compa&ntilde;era
de clase.
<p>Tal es el caso de Yu Kawamorita, de 36 a&ntilde;os, empleado en una
peque&ntilde;a editorial.&nbsp; Extremadamente t&iacute;mido, prefiere
la compa&ntilde;&iacute;a&nbsp; de las mu&ntilde;ecas inspiradas en los
comics<i> manga</i> (caj&oacute;n de sastre con una mista est&eacute;tica
donde cabe desde el erotismo hasta la ciencia ficci&oacute;n) a las incomodidades
de la vida social. Posee m&aacute;s de un centenar de mujeres de pl&aacute;stico
en miniatura, un har&eacute;n que le ayuda a colmar su soledad.&nbsp; Su
primera conquista fue la mu&ntilde;eca Ranze:
<br>-Por las tardes- recuerda Yu -deseaba volver a casa porque ella me
estaba esperando.&nbsp; Le contaba mi jornada y aunque, por supuesto, no
pod&iacute;a responderme, en ocasiones o&iacute;a el sonido de su voz.&nbsp;
De esta forma no hay peligro de ser traicionado.&nbsp; No se burlar&aacute;
de m&iacute; ni me dejar&aacute; en la estacada-.
<p><b>En un mundo deformado a su gusto, dan rienda suelta a sus instintos</b>
<p>Recientemente, ha confeccionado una mu&ntilde;eca con un kimono verde
manzana.&nbsp; En su imginaci&oacute;n, es la esposa encantadora y sumisa
que espera de rodillas su regreso al hogar.&nbsp; Sujeta una min&uacute;scula
taza de t&eacute; ente sus manos, r&eacute;plica exacta de la que &eacute;l
usa todos los d&iacute;as.
<p>&iquest;At&iacute;picos? &iquest;Chiflados?.&nbsp; En cualquier caso,
no cabe duda de que los <i>otaku </i>son hijos naturales de la sociedad
japonesa y sus excesos, un mundo que no deja apenas lugar&nbsp; alguno
a los que se salen de la norma.&nbsp; En la lengua nipona, este rechazo
a la individualidad recibe un nombre: <i>ijime,&nbsp;</i> que significa
"golpear la cabeza del clavo que sobresale".&nbsp; Desde su m&aacute;s
tierna infancia, el japon&eacute;s aprende que existe como elemento de
un grupo instituido: la familia, los compa&ntilde;eros de clase o el club
deportivo. La sociedad, fuertemente competitiva, s&oacute;lo le dispensar&aacute;
su reconocimiento en funci&oacute;n del esfuerzo prestado.
<p>Muchos <i>otaku</i> prefieren ocultarse en un mundo ficticio antes de
sufrir la presi&oacute;n del orden dominante.&nbsp; Y ese universo artificial&nbsp;
es puesto en bandeja, parad&oacute;jicamente, por el mismo sistema.&nbsp;
De la omnipresente televisi&oacute;n al universo de los video juegos, donde
"t&uacute; tambi&eacute;n eres un h&eacute;roe", pasando por los centenares
de comics que se apilan en los kioscos, los j&oacute;venes tienen al alcance
de la mano un mundo deformado a su gusto, donde dan rienda suelta, sin
trabas ni tab&uacute;es, a sus instintos.
<p>Lo constata Tamotsu Sengoku, director del Instituto de Investigaciones
sobre la Juventud:
<br>-Los principios de orden, trabajo y frugalidad que mantuvieron la cohesi&oacute;n
de nuestro pueblo desde el final de la Segunda Guerra Mundial no les dicen
gran cosa a los j&oacute;venes de hoy.&nbsp; En estos tiempos de abundancia,
ellos sabes que pueden vivir sin realizar los esfuerzos que asumieron sus
padres.&nbsp; Les interesa m&aacute;s la b&uacute;squeda de s&iacute; mismos
y dar rienda suelta a sus deseos.&nbsp; Y es en la sociedad de consumo
donde encuentran las libertades individuales. Si disponen de unos cuentos
yenes podr&iacute;an colmar sus anhelos.&nbsp; Lo &uacute;nico que hay
que hacer es servirse; los sue&ntilde;os se encuentran a la venta en los
escaparates-.
<p><b>Un "har&eacute;n" de m&aacute;s de cien mu&ntilde;ecas colma la soledad
de Yu Kawamorita.</b>
<p>En Jap&oacute;n, todo <i>otaku</i> que se precie debe poseer, al menos,
cuatro aparatos de v&iacute;deo: dos del sistema VHS y dos en Hi-8, un
formato especial desarrollado por Sony para montar y visionar los v&iacute;deos
que graban en los escasos actos a los que acuden.&nbsp; Son los mayores
consumidores del pa&iacute;s de material fotogr&aacute;fico, videos y revistas
de todo tipo.
<p>Seducidos por las j&oacute;venes cantantes producidas en cadena por
las casas discogr&aacute;ficas, miles de <i>camera kozo</i> (en japon&eacute;s,
disc&iacute;pulos de la c&aacute;mara)&nbsp; se pasan los fines de semana&nbsp;
corriendo de Sapporo a Nagasaki para fotografiarlas en sus conciertos.&nbsp;
Un fan puede utilizar hasta cuatro maletines profesionales&nbsp; y una
gama completa de objetivos, de 16 a 500 mil&iacute;metros, para conseguir
que el retrato perfecto cuelgue en alguna pared de su casa.
<p>Aunque aceptan salir para satisfacer sus instintos obsesivos, los <i>otaku</i>
pasan la mayor parte encerrados en su apartamento, un espacio reducido
muchas veces al m&iacute;nimo vital .&nbsp; El r&eacute;cord en cuesti&oacute;n
de exig&uuml;idad&nbsp; habitacional lo ostenta, sin duda, Kazuhiko Koyano,
de 42 a&ntilde;os, un loco de la inform&aacute;tica que trabaja para una
revista&nbsp; que se publica en internet.&nbsp; Los 35 metros cuadrados
de su estudio albergan una colecci&oacute;n compuesta por un centenar de
ordenadores, acumulados en el curso de los a&ntilde;os,&nbsp; Apenas tiene
sitio para extender el fut&oacute;n en el que duerme sobre el suelo, y
para llegar hasta la nevera o a su diminuto cuarto de ba&ntilde;o, necesita&nbsp;
apartar previamente las pilas de cajas que cubren el piso.
<p><b>Todo<i> otaku </i>debe poseer al menos cuatro aparatos de v&iacute;deo.</b>
<p>Kazuhiko pasa su tiempo libre navegando por las p&aacute;ginas web dedicadas
a la venta de segunda mano; su objetivo son los viejor ordenadores de los
a&ntilde;os setenta y ochenta.&nbsp; Una vez&nbsp; desembala su nueva pieza
de museo, revisa los circuitos, trata de adivinar el nombre del ingeniero,
conecta los distintos perif&eacute;ricos, instala en la m&aacute;quina
juegos hoy inencontrables y comprueba la capacidad de su juguete.&nbsp;
Luego, satisfecho, desenchufa la computadora, la mete en su caja y la deja
donde quede un hueco disponible.&nbsp; Se sabe de memoria el contenido
de los discos duros y puede encontrar el aparato requerido al instante,
a pesar del caos que reina en su aparamento.
<p><b>Viven sin darle importancia a las contingencias materiales.</b>
<p>Un poco m&aacute;s a sus anchas, en un desatartalado piso de dos hacitaciones
situado en un barrio popular de Tokio, vive Rummy.&nbsp; Es instalador
de redes inform&aacute;ticas durante la jornada laboral&nbsp; y ejerce
de <i>otaku</i> el resto del tiempo. Tiene 33 a&ntilde;os y vive solo,
entre un desorden indescriptible.&nbsp; Como la mayor&iacute;a de ellos,
le da poca importancia a las contigencias materiales: viste una camiseta
y unos vaqueros viejos, come tallarines precocidos de pie y deprisa, y
para abrirse camino en su casa tambi&eacute;n tiene que apartar un c&uacute;mulo
de cajas de cart&oacute;n llenas de cd-rom y fanzines er&oacute;ticos.
<p>A diferencia de los comics comerciales , los fanzines permiten a los
adolescentes expresar libre y directament sus emociones y sus pasiones.
Son editados con medios precarios&nbsp; suelen venderse, por lo general,
a menos de 500 pesetas.
<p><b>En un prost&iacute;bulo, las j&oacute;venes oficiantes aguardan a
sus clientes disfrazadas de super hero&iacute;nas.</b>
<p>-A trav&eacute;s de estas publicaciones ef&iacute;meras que ellos mismos
crean, los <i>otaku</i> ampl&iacute;an el c&iacute;rculo de relaciones
con quienes comparten su gusto- explica Yoshihiro Yonezawa, fundador del
Mercado del Comic que se celebra en Tokio cada dos a&ntilde;os.
<p>Rummy ha acudido a esta gran reuni&oacute;n dedicada a la cultura <i>manga</i>
por d&eacute;cimo a&ntilde;o consecutivo.&nbsp; Durante tres d&iacute;as,
medio mill&oacute;n de j&oacute;venes japoneses comulgan en este venerado
templo del <i>otakismo</i>.&nbsp; Se trata de un acto sin fines lucrativos,
pero en el que cambian de mano sumas astron&oacute;micas : cada asistente
gasta una media de 12.000 pesetas.
<p>Rummy ya no acude como simple lector, pues se ha convertido en editor
para poder compartir sus inquietudes.&nbsp; desde hace tres a&ntilde;os
publica un fanzine con sus amigos.&nbsp; El &uacute;ltimo n&uacute;mero,
<i>Correspondencia
amorosa de la Santa academia del Cosplay</i>, presenta&nbsp; un centro
escolar un poco particular, donde las pupilas proponen distintos servicios
sexuales.
<p>Un lupanar de similares caracter&iacute;sticas se encuentra en un rinc&oacute;n
del muy animado barrio tokiota de Shibuya. Disfrazadas de personajes del
comic o de los video juegos, las j&oacute;venes oficiantes aguardan a sus
clientes.&nbsp; Es un lugar de citas muy apreciado por los <i>otaku</i>
que, de esta manera, pueden satisfacer sus necesidades sexuales sin salir
de su universo.
<p>Atrapados entre los fantasmas de su adolescencia y una sociedad con
la que no se identifican, estos j&oacute;venes prefiguran un terer milenio
donde el Otro no existe.&nbsp; Prefieren un para&iacute;so virtual alimentado
de personajes ficitios, soledad y frustraciones.
<br>&nbsp;
<p>Anexo:
<p><font color="#FF0000">El Crimen que atrajo la atenci&oacute;n del p&uacute;blico</font>
<br><font color="#000000">El t&eacute;rmino <i>otaku</i> se dio a conocer
al gran p&uacute;blico en 1989, con motivo del caso Miyazaki, un joven
de 27 a&ntilde;os que rapt&oacute; y asesin&oacute; a cuatro j&oacute;venes
en circunstancias atroces.&nbsp; Al ser arrestado se descubri&oacute; que
el homicida pose&iacute;a casi 6.000 cintas de v&iacute;deo protagonizadas
por h&eacute;roes con fant&aacute;sticos poderes sobrenaturales.&nbsp;
R&aacute;pidamente, se estableci&oacute; una correlaci&oacute;n entre el
asesino y los miles de j&oacute;venes que compart&iacute;an la misma aficci&oacute;n
por el <i>manga</i> (tebeos).&nbsp; Actualmente, mientras Jap&oacute;n
atravieza la mayor crisis econ&oacute;mica de los &uacute;ltimos 50 a&ntilde;os,
la cultura <i>otaku</i> atrae a m&aacute;s adeptos que nunca; hoy, se cuenta
por millones. A su vez, los fabricantes y comerciantes han dejado a un
lado los prejuicios y tratan de entrar en un mercado en plena expansi&oacute;n.&nbsp;
Abren as&iacute; a los <i>otaku </i>las puertas a un reconocimiento que
los propios interesados rechazan.</font>
<br>&nbsp;
<p>-------------------
<p>&nbsp;Bien, a mi me desagrado, la verdad me choco por la forma como
tratan a los otaku, no se como les parezca a ustedes.... por otro lado,
es una lastima no tener scaner para enviarle las fotos que alli aparecen,
vere como puedo solucionarlo....
<br>Cualquier comentario acerca del articulo, pueden hacerlo llegar a:
<br>Redaccion: geo at gyj.es o David Corral (director): dcorral at guj.es
<p>Nos vemos!!!
<p>=)
<p>&nbsp;&nbsp;&nbsp; -*~>*** Lucy Saotome ***&lt;~*-
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